Ser diferente, es evolución

Cada organismo vivo es diferente y único a pesar de pertenecer a la misma especie y la mayoría de las ocasiones compiten entre ellos para sobrevivir, perpetuarse; a veces incluso compiten contra otras especies. Ellos y su medio ambiente cambian constantemente al pasar las generaciones y hay mutaciones que no funcionan y desaparecen, pero las que son efectivas, se transmiten y esto es evolución.

Así las marcas son como seres con vida propia que constantemente tienen pequeños o grandes cambios para sobrevivir, sobresalir y mantenerse vigentes para sus clientes y para las generaciones por venir, siempre estando muy cerca de ellos. Deben estar alertas para ver posibles amenazas y así tomar nueva fortaleza, al mantenerse continuamente DIFERENTES.

¿Qué tan diferente tiene que ser la marca vs los de su misma “especie”? La respuesta es en todo lo que pueda, mientras lo acepten sus clientes actuales y ellos reciban estos cambios como positivos y mejoren su experiencia de vida. Desde su nombre, logotipo, colores, tipografías y todos los identificadores posibles.

¿Qué pasa cuando el parecido se empieza a diluir? Entonces entra la estrategia de marca, gracias a la cual descubre en la marca eso que hace su oferta única y relevante. Debe ser un plan de acción en constante revisión y cambio para seguir tratando de mantener la distancia de las otras marcas.

Las marcas tenemos que anticiparnos a las mutaciones de la competencia así como cambios en el medio ambiente (tendencias) y ser parte de la transformación y así perpetuarla para las futuras generaciones.